viernes, 21 de agosto de 2009

Masters of Horror... Los Maestros del Terror... Pequeñas Grandes Películas


cigarette burns 1


Una serie que en cada capítulo muestra una historia cerrada, cada historia dirigida por un distinto y reconocido director, y muchas de éstas, inspiradas en algunos de los mejores relatos de terror… crean una serie que los amantes de este género no se pueden perder.
Si bien, la serie se estrenó en Estados Unidos en el 2005, no fue hasta hace unos meses que la pude ver por cable, pero –sí, como siempre un pero-, yo ya había tenido la fortuna (o infortunio, para los amantes de los originales, o enemigos de la piratería), de verla completa, sus dos temporadas, íntegra, sin cortes, y sin censura. Porque una serie de terror de tanta calidad como ésta, no creo que valga la pena con las redundantes y repetitivas intervenciones comerciales, y con las escenas más sanguinarias y los desnudos editados. Es por eso, que viendo cada capítulo de jalón, éste dejaba de ser un capítulo: se convertía en una película corta. No un cortometraje, simplemente una película corta.
De los 26 capítulos que son, que prefiero llamar, a riesgo de sonar repetitiva, historias, unas son buenas, unas no tanto, un par francamente malas, y a mi parecer, dos, son excelentes. Uno, es el último de la primera temporada: “Imprint” (traducida como Vestigios), de Takashi Miike, el director de Audition e Ichi the Killer… que son una oda al gore-acción oriental. En ésta, el personaje principal es Billy Drago, que si bien, no tiene un currículum tan extenso, me remonta en un nosequéquequéseyo a David Bowie, y su actuación es extraordinaria. Si les gustan las torturas explícitas, las leyendas oscuras de las aldeas, la prostitución, las malformaciones y la maldad como algo que está casi en la sangre, seguramente les gustará, pero… quiero concentrarme en el capítulo que más me ha impresionado, y del que, si de mí dependiera, dejando íntegra la historia, lo volvería un largometraje.
John Carpenter hizo historia con Halloween, The Thing, Christine, y Vampires, por mencionar algunos de sus trabajos, y de ellos, algunos ya son todo un clásico del cine, tanto, que han pasado por parodias en Los Simpson, y han tratado de hacer remakes, bastante pinches, para mi gusto, perdonen ustedes el francés.
En fin… el último trabajo que vi de Carpenter fue Vampires, y la verdad… me decepcionó mucho. Básicamente la historia era nula y sólo se veían matazones… los efectos sí estaban muy bien hechos, eso que ni qué, pero después de que Carpenter había sido tan cuidadoso con sus historias, al ver lo que había pasado con su para entonces último trabajo, me atreví a pensar que su talento iba en declive, y ya no me atreví a ver Los Fantasmas de Marte (Ghosts of Mars)… ya buscaré alguna crítica a ver si me animo.
En fin… Cigarette Burns (Capítulo 8, primera temportada), que con el título, hace alusión a las manchitas negras que de pronto aparecen en una proyección de cine durante una película, redondas, porque la cinta se desgasta, que parecen quemaduras de cigarro. Desde el título, nos remonta al cine… y es en un cine donde ocurre la historia, que es en y sobre cine.
Kirby, dueño de un cineclub, que está quebrando, es contratado por un misterioso y excéntrico coleccionista y productor de cine, para buscar el original, la única reminiscencia de una cinta proyectada una única vez en un festival de cine, décadas atrás. La cinta se llama Le Fin Absolute du Monde (El final absoluto del mundo). Hay quienes dicen que esa cinta es un mito… los pocos que quedan vivos después de su única proyección juran que es verdad. La razón por la que sólo se exhibió una vez, fue porque todo el público se mutiló durante su proyección, y sólo sobrevivieron los que no se hicieron heridas letales. ¿Qué fue lo que hizo al público matarse durante esa proyección? ¿Qué fue lo que vieron? ¿Qué había en sus imágenes, en su historia, que los pocos restantes tienen un recuerdo lleno de fascinación de ese lamentable momento? Muy fácil… en la película se mutila a un ángel, un ángel de verdad.
No suena tan absurdo el desastre, si se considera que en esa película se convierte en algo tangible destrozar todos los sueños, la bondad y la divinidad humanas, donde los humanos se convierten en algo peor que un pedazo de mierda, y al mismo tiempo en seres sanguinarios, inescrupulosos, que harán lo que sea por dinero, por un éxito de taquilla… jugar con la divinidad, con el cielo, con la misma humanidad. No suena tampoco absurdo su nombre.
Kirby, para darle más sazón a la historia, es un personaje atrapado en su pasado, y para él, en un momento, conseguir la película se vuelve más un reto que otra cosa.
Los personajes que aparecen durante la historia, son en exceso humanos… entonces, esta ficción, tan retorcida, de alguna manera se vuelve accesible, porque en algún momento, aunque sea un instante (como en mi caso, tener la misma fascinación por el cine que Kirby), es fácil sentirse identificado, y es fácil pensar que nosotros somos parte de esa putrefacción que tuvo la osadía de despedazar a un ángel frente a muchos ojos… un snuff se le queda corto.
El cómo llegó el ángel, cómo lo aprisionaron y todas las demás características de la película quedan abiertas, algo acertado a mi parecer, porque si no, de nuevo jugaríamos a controlar lo desconocido… algo que de plano no se puede. No tiene caso humanizar algo que desconocemos, algo que no somos capaces de comprender.
No voy a contar obviamente el desenlace de la historia, ni el declive mental de Kirby ni del productor que lo contrata durante la (sí) Película, pero es desgarrador, es inesperado, es fabuloso.
Es un MUST para los amantes del cine raro, retorcido, bizarro, terrorífico.

Otros capítulos que también me gustaron:
Cap. 1, temporada 1: Incident in and off a Mountain Road (Don Coscarelli)
Cap. 2, temporada 1: Dreams in the Witch House (Stuart Gordon)
Cap. 9, temporada 1: The Fair Haired Child (William Malone)
Cap. 12, temporada 1: Haeckel’s Tale (John McNaughton)
Cap. 2, temporada 2: Family (John Landis)
Cap. 11, temporada 2: The Black Cat (Stuart Gordon)
Cap. 13, temporada 2: Dream Cruise (Norio Tsuruta)


cigarette burns 2

jueves, 13 de agosto de 2009

Repo! The Genetic Opera


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Repo! The Genetic Opera: ¿qué pasaría si juntáramos una producción de Proyas, Burton y Robert Rodríguez? O el Broadway del inframundo…

Para los que amamos la estética visual de Sin City (una co-dirección de Robert Rodríguez, Quentin Tarantino, y Frank Miller) así como de la inigualable “El Cuervo”, que fue una película parteaguas dentro del cine “oscuro” contemporáneo, tanto en trama como en dirección de arte y maquillaje, y a la vez estamos pendientes de las nuevas locuras de Tim Burton (del que empiezo a notar, que su película Alicia en el País de las maravillas, es la más esperada del 2010 por los jóvenes de mi generación), Repo! The Genetic Opera no puede ausentarse en nuestra colección, o de menos formar parte del repertorio de películas que hayamos visto.
Fue toda una odisea conseguirla, para no variar. La internet me falló, los torrents y también la mula, sobra decir, como es costumbre en este blog, que no estuvo en ninguna sala de cine. De verdad me interesaba conseguirla: Sarah Brightman, de quien soy fiel admiradora a lado de Paris Hilton (sí, la Hilton). Total que la película por fin llegó a mis manos, al parecer, como una apuesta a que alguien no la conseguía. No podía esperar a verla.
La trama es muy sencilla, inspirada en un musical escrito por Terrance Zdunich (que es uno de los nuevos galanes alternativos, así como de chavo lo fue Johny Depp, así que estaré pendiente de futuros trabajos), sobre un futuro no muy lejano, donde se pone de moda cambiar de órganos, una vez que los tuyos empiezan a fallar: pulmones, espina dorsal, riñones, corazón, lo que sea. Ya que la gente vive por y para los trasplantes de órganos, la gran compañía, encargada de distribuirlos: Geneco, crea un plan de financiamiento para cirugías, con enormes intereses, y que, legalmente puede matarte para quitarte de nuevo tu órgano, si te retrasas en los pagos. Alguien tiene que hacer ese sucio trabajo: Esto es ser un asesino legal con identidad casi anónima: el repo.
Son los adornos lo que hacen a esta puesta en escena tan interesante, y tan rica, e irónicamente, no cae nunca en el exceso de elementos. Cada personaje, cada color, cada matiz, y cada pequeña historia se entrelaza con el monstruo capitalista de intercambio de órganos, que es la historia central. El legal intercambio de órganos. El repo a la vez tiene su vida, sus problemas. Es el asesino que no es malo, pero que te quitará sin clemencia tu estómago y tus intestinos si tienes la osadía de deberle algo a Geneco. El asesino que vive atrapado en un amor pasado, en un sueño que es doloroso. Es la hija del asesino, que alguna vez fue doctor, de inocentes diecisiete, que lleva toda su vida encerrada en un castillo pegada al televisor y a una pantalla gigante que casi levita en las sucias calles. El dueño de la compañía, amigo y antagonista de Nathan, el ex doctor y actual repo: Rotti Largo, que es el hombre más poderoso del mundo, pero a la vez quizás el más solo, y que irónicamente no está tan solo: tiene tres hijos, cada uno peor que el otro: Amber, Luigi y Pavi. Está el profanador de tumbas, que saca una droga de los cadáveres capaz de hacer sentir a la gente que se encuentra en una cirugía. ¡Aman esa sensación! (qué delicia, me voy a viajar al quirófano): el Graverobber (Terrance Zdunich), y su droga tiene mucha demanda. Mismo que a la vez se vuelve amigo-compañero de aventuras de Shilo, la inocente hija del Repo. Y a la vez está una soprano bellísima, con voz de ángel, vestuario exquisito, buen corazón, presencia inigualable, y ojos verdaderamente cautivadores, dignos de una ninfa, de un ángel, de una diosa, ojos tan estremecedores…que no son reales. Son ojos mecánicos capaces de proyectar imágenes tridimencionales en el aire. Amiga de antaño del Repo, fiel servidora de Largo, ícono de la moda y de la música en este múndo gótico timburtonesco-proyano, dónde todo parece ser tinieblas de la mañana a la noche, donde todos se visten de negro, donde los encajes y el tul negros, y las botas altas parecen ser lo único que existe.
Cada personaje tiene un encanto muy propio, una presencia muy característica, un juego muy particular en la historia. Y falta un detalle… hablamos de un musical. Una ópera gótica, donde los metales y los instrumentos distorcionados resaltan. Voces gritonas, notas de rock… con la diferencia en comparación con otras comedias musicales, a mi parecer acertada, de que los diálogos, si bien, en su mayoría son cantados, son verdaderamente cortos, lo que hace que la historia mantenga su continuidad y agilidad, sin quedarse estancados con la sensación de “para siempre”, en alguna escena. Consideremos también, que las canciones, o diálogos musicalizados, ocurren sobre pilas de cadáveres, en cementerios, con gente desangrándose, entre prostitutas, o en despachos o habitaciones verdaderamente lúgubres.
Parece que la luz del sol es mera ficción en este lugar sin nombre. Tal vez es por esto que todos en la película son increíblemente pálidos, detalle, que por estética, porque se pensó o porque es mero accidente, resalta el ambiente sombrío del que la enriquecieron, y sin llegar a verse recargado.
Sarah Brighman está exquisita, y me atrevo a decir que es la primera vez que no me disgusta la Hilton en cine… tal vez porque disfruté de ver a una mujer malencarada, egoísta y en exceso vanidosa, a la que se le cae la cara en público, dejando a la vista sólo músculos y sangre maltrechos.
Paul Sorvino (Largo), es el malo que a la mera hora no es tan malo… y que perfectamente es el villano sin llegar a caer en la caricatura. Shilo (Alexa Vega), es cautivadora con su rostro y mirada de niña darketita, inocente, dulce… vulnerable.
Zdunich no podría haber quedado mejor para ser el Graverobber… parece salido del teatro de los vampiros (el de Armand, en Entrevista con el vampiro –el libro-), pero él, no el personaje. Entonces con su voz, sus facciones y su precencia le da al personaje un toque enigmática y fuertemente teatral… y con su aparición, nos podemos transportar fácilmente a un Broadway, en las cloacas. O a un Broadway en el Chopo. Un Chopo donde podemos encontrar al hombre más poderoso del mundo junto a su hijo neurótico, a su hijo sin cara, y a su hija completamente falsa, rodeados de guardaespaldas igualmente falsos, y de gente que parece salida de un terrorífico cómic, como lo fue en un principio, y de nuevo, otro acierto, el creador del cómic –Zdunich- es co-escritor de la película, y creador del story board, o sea, de las ilustraciones, que darían pie a las escenas con vida, así que es una de las pocas veces, que podemos ver las imágenes casi casi saliditas de la mente del creador. La dirección, es muy acertada por parte de Darren Lynn Bousman.
Para los muy delicados, no tomen la película con mucha seriedad, porque abundan las vísceras, los cadáveres, las agujas, la sangre, y encima la parodia a la iglesia cristiana tan de moda en el Gabacho, donde los iluminados testifican sobre cómo la cirugía cambió su vida. Si no les gusta ver pedazos de órganos tirados, tal vez la encuentren sobrecargada y excesiva, la verdad yo no la veo así. También, porque el mundo retratado en la película es entera ficción, los personajes son exagerados, gritones, caprichosos, con exceso de ademanes, si se trata de compararlos con una dirección o guión de Woody Allen. Nada mejor para el estilo que maneja la cinta, nada peor para quien espera una actuación naturalita y casi neutral. No esperen música clásica ni coros de ángeles sólo porque aparezca la Brightman, y no esperen un final feliz… porque si lo tuviera, la película habría perdido todo su sentido.
Sin más, esta humilde crítica se despide no sin antes decir que su empeño en conseguir filmes relativamente extraños, no se detendrá.


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