Una serie que en cada capítulo muestra una historia cerrada, cada historia dirigida por un distinto y reconocido director, y muchas de éstas, inspiradas en algunos de los mejores relatos de terror… crean una serie que los amantes de este género no se pueden perder.
Si bien, la serie se estrenó en Estados Unidos en el 2005, no fue hasta hace unos meses que la pude ver por cable, pero –sí, como siempre un pero-, yo ya había tenido la fortuna (o infortunio, para los amantes de los originales, o enemigos de la piratería), de verla completa, sus dos temporadas, íntegra, sin cortes, y sin censura. Porque una serie de terror de tanta calidad como ésta, no creo que valga la pena con las redundantes y repetitivas intervenciones comerciales, y con las escenas más sanguinarias y los desnudos editados. Es por eso, que viendo cada capítulo de jalón, éste dejaba de ser un capítulo: se convertía en una película corta. No un cortometraje, simplemente una película corta.
De los 26 capítulos que son, que prefiero llamar, a riesgo de sonar repetitiva, historias, unas son buenas, unas no tanto, un par francamente malas, y a mi parecer, dos, son excelentes. Uno, es el último de la primera temporada: “Imprint” (traducida como Vestigios), de Takashi Miike, el director de Audition e Ichi the Killer… que son una oda al gore-acción oriental. En ésta, el personaje principal es Billy Drago, que si bien, no tiene un currículum tan extenso, me remonta en un nosequéquequéseyo a David Bowie, y su actuación es extraordinaria. Si les gustan las torturas explícitas, las leyendas oscuras de las aldeas, la prostitución, las malformaciones y la maldad como algo que está casi en la sangre, seguramente les gustará, pero… quiero concentrarme en el capítulo que más me ha impresionado, y del que, si de mí dependiera, dejando íntegra la historia, lo volvería un largometraje.
John Carpenter hizo historia con Halloween, The Thing, Christine, y Vampires, por mencionar algunos de sus trabajos, y de ellos, algunos ya son todo un clásico del cine, tanto, que han pasado por parodias en Los Simpson, y han tratado de hacer remakes, bastante pinches, para mi gusto, perdonen ustedes el francés.
En fin… el último trabajo que vi de Carpenter fue Vampires, y la verdad… me decepcionó mucho. Básicamente la historia era nula y sólo se veían matazones… los efectos sí estaban muy bien hechos, eso que ni qué, pero después de que Carpenter había sido tan cuidadoso con sus historias, al ver lo que había pasado con su para entonces último trabajo, me atreví a pensar que su talento iba en declive, y ya no me atreví a ver Los Fantasmas de Marte (Ghosts of Mars)… ya buscaré alguna crítica a ver si me animo.
En fin… Cigarette Burns (Capítulo 8, primera temportada), que con el título, hace alusión a las manchitas negras que de pronto aparecen en una proyección de cine durante una película, redondas, porque la cinta se desgasta, que parecen quemaduras de cigarro. Desde el título, nos remonta al cine… y es en un cine donde ocurre la historia, que es en y sobre cine.
Kirby, dueño de un cineclub, que está quebrando, es contratado por un misterioso y excéntrico coleccionista y productor de cine, para buscar el original, la única reminiscencia de una cinta proyectada una única vez en un festival de cine, décadas atrás. La cinta se llama Le Fin Absolute du Monde (El final absoluto del mundo). Hay quienes dicen que esa cinta es un mito… los pocos que quedan vivos después de su única proyección juran que es verdad. La razón por la que sólo se exhibió una vez, fue porque todo el público se mutiló durante su proyección, y sólo sobrevivieron los que no se hicieron heridas letales. ¿Qué fue lo que hizo al público matarse durante esa proyección? ¿Qué fue lo que vieron? ¿Qué había en sus imágenes, en su historia, que los pocos restantes tienen un recuerdo lleno de fascinación de ese lamentable momento? Muy fácil… en la película se mutila a un ángel, un ángel de verdad.
No suena tan absurdo el desastre, si se considera que en esa película se convierte en algo tangible destrozar todos los sueños, la bondad y la divinidad humanas, donde los humanos se convierten en algo peor que un pedazo de mierda, y al mismo tiempo en seres sanguinarios, inescrupulosos, que harán lo que sea por dinero, por un éxito de taquilla… jugar con la divinidad, con el cielo, con la misma humanidad. No suena tampoco absurdo su nombre.
Kirby, para darle más sazón a la historia, es un personaje atrapado en su pasado, y para él, en un momento, conseguir la película se vuelve más un reto que otra cosa.
Los personajes que aparecen durante la historia, son en exceso humanos… entonces, esta ficción, tan retorcida, de alguna manera se vuelve accesible, porque en algún momento, aunque sea un instante (como en mi caso, tener la misma fascinación por el cine que Kirby), es fácil sentirse identificado, y es fácil pensar que nosotros somos parte de esa putrefacción que tuvo la osadía de despedazar a un ángel frente a muchos ojos… un snuff se le queda corto.
El cómo llegó el ángel, cómo lo aprisionaron y todas las demás características de la película quedan abiertas, algo acertado a mi parecer, porque si no, de nuevo jugaríamos a controlar lo desconocido… algo que de plano no se puede. No tiene caso humanizar algo que desconocemos, algo que no somos capaces de comprender.
No voy a contar obviamente el desenlace de la historia, ni el declive mental de Kirby ni del productor que lo contrata durante la (sí) Película, pero es desgarrador, es inesperado, es fabuloso.
Es un MUST para los amantes del cine raro, retorcido, bizarro, terrorífico.
Otros capítulos que también me gustaron:
Cap. 1, temporada 1: Incident in and off a Mountain Road (Don Coscarelli)
Cap. 2, temporada 1: Dreams in the Witch House (Stuart Gordon)
Cap. 9, temporada 1: The Fair Haired Child (William Malone)
Cap. 12, temporada 1: Haeckel’s Tale (John McNaughton)
Cap. 2, temporada 2: Family (John Landis)
Cap. 11, temporada 2: The Black Cat (Stuart Gordon)
Cap. 13, temporada 2: Dream Cruise (Norio Tsuruta)