martes, 12 de mayo de 2009

Las imágenes Oníricas de Michel Gondry


science of sleep 2


be kind rewind 2

Acabo de descubrir a un director que estoy convencida de que pasará a la historia, no sé si porque en cincuenta años sus películas sean clásicos a secas, o porque se sigan considerando películas bizarras (y no del tipo de Ed Wood, aclaro).
No es sólo un hombre francés (y digo lo de francés, de manera sexy por ese acentito que tienen), de 46 años (madurito pero aún con energía y ganas de vivir, trabajar y seguir aprendiendo), escritor (no sólo habla francés, sino que conoce bien el lenguaje, cualidad que puede alborotar mis hormonas) de fantasía (¡qué creatividad! ¿se casará conmigo?), y de temas algo extraños, divertidos, y que generalmente no son abordados en las películas a las que estamos acostumbrados: la mente, los sueños.
Sin proponérmelo, dos días seguidos, vi dos películas, ambas dirigidas por él, y husmeando en IMDB, descubrí que algunas películas bastante afamadas, son suyas, entre ellas Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; videos de los Chemical Brothers, y otros largometrajes, que no he visto, pero que ya despertaron mi curiosidad.
Si bien, tuve oportunidad de ver la primera hace unos años, aunque en efecto, consideré que era muy extraña para pertenecer al reino de Hollywood, he de confesar que no le presté atención al nombre del director. La película, no me encantó, honestamente, sin embargo, Jim Carrey, que siempre me ha gustado más como actor serio (aunque a algunos eso les pueda sonar a blasfemia), se luce, y la actuación de Kate Winslet es fabulosa (actriz que también me hizo llorar, textualmente con Finding Neverland (2004, Marc Forster).
Un mundo en el que tienes la opción de borrar de tu mente todos los recuerdos que tengas de una persona, para liberarte, es un tema que a muchos podría ofender, pero que por otro lado, también puede atraer mucho… Y a la vez, la película te deja algo bien claro, tienes la posibilidad de controlar tus recuerdos, pero no tu destino. El destino, deja de ser un azar, se convierte en un hecho.
Pero fue hasta ayer, que me deleitaba y me trataba de concentrar (para no perderle el hilo), viendo La Science des Rêves (La ciencia del sueño, 2006, Michel Gondry, con Gael García Bernal y Charlotte Gainsbourg), que volví a encontrar un tema tan tabú en el cine: Los sueños. Es verdad que en muchas películas hay analogías de los sueños, o dentro de las películas podemos ver mediums que se comunican con el más allá por medio de sus sueños, o que las pesadillas marcan a algún personaje, pero si lo consideramos a fondo, los sueños como tal, son un elemento para las historias, un condimento, y no la historia. Es por eso que Black Moon (1975, Louis Malle) y Waiking Life (2001, Richard Linklater), me impresionaron tanto. Ambas eran justamente sobre los sueños, y sin los sueños, no habría habido película (en ninguno de los dos casos).
Esto es lo que felizmente, podemos apreciar en La Ciencia del Sueño. Toda la vida del personaje principal, no es la vida misma, la vigilia. Son sus sueños. Ellos tienen más peso en su existencia, así como sus ideas, que los acontecimientos diarios, ceremonias, empleos, fiestas. Toda la cotidianeidad queda relegada a un segundo plano porque lo que cuenta, es lo que ocurre en tus sueños, donde puedes controlarlo todo, o casi todo. La pregunta clave es “¿Por qué no puedo soñar con Stéphanie?”… Y es aquì, cuando la realidad, si es que la realidad es el estado de vigilia, adquiere cierta importancia. La importancia necesaria como para no dejar los sueños a un lado, como para tratar de equilibrarlos, de encontrar el punto exacto para vivir “la vida” y vivir “el sueño”, sin que uno relegue a otro.
Pero encontrar a alguien que quiera participar en el mismo juego, no es nada fácil. Y no es nada fácil cuando la otra persona está conciente del reto y se encuentra entre la espada y la pared: la zona de confort o lo fantástico, lo desconocido. Lo triste (¿comprensible? ¿justificable?) es que ante un reto así, la mayoría prefiere (¿preferimos?) la zona de confort. Hasta el dicho lo dice: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Esta es la situación de Stéphane y Stéphanie. El primero sueña, la segunda, sueña despierta, pero está deseosa de soñar a todas horas, pudiendo dejar atrás al resto del mundo.
El lazo que crean durante la película es por medio de conversaciones absurdas, de los sueños de Stéphane, de las manualidades de Stéphanie, de los extraños inventos de él, de la interesante creatividad de ella. Cuando se conocen, ninguno de los dos está preparado, porque los dos, a su manera, viven completamente en su mundo, y ese mundo se rompe, se divide, se fusiona. Se fusiona para crear un universo paralelo, por y para los sueños. Donde pueda correr el espíritu, sentirse libre. ¿Entonces la locura no sería la solución a todo? No lo sé, pero la pregunta queda abierta. La Ciencia del Sueño, si bien, tiene una estructura lineal, deja todo este tipo de interrogantes abiertas, y bien dice Zulawski, “En lo que a mí concierne, no hago una concesión con los espectadores, esas víctimas de la vida que creen que una película está hecha únicamente para disfrutarla, y que no saben nada de su propia existencia” (Si esto de alguna manera asemeja a Lynch, ignoro si ellos alguna vez se han conocido). A su manera de pensar, y en cierto modo la mía, una buena película te debe dejar pensando, dejar al menos una duda en tu cabeza.
Y la otra película de Gondry que apareció en mi videoteca (que en este momento tiene 1139 películas, pero mañana quién sabe), es Be Kind Rewind (2008, con Jack Black y Mos Def), que se traduciría como “Por favor, rebobine”, slogan muy común en USA, con los videocasetes; en los centros de alquiler; pedían amablemente que entregaran las películas rebobinadas después de una renta.
No es precisamente de un mundo onírico, pero está llena de imágenes como de sueños, traídas a la realidad: la creación de películas. Es una comedia ligera, pero con un gran contenido. Dos amigos, que tratan de salvar el videoclub de un amigo mayor. El problema comienza cuando uno de ellos sufre un accidente, que lo deja magnetizado, y sin querer, borra todas las películas del almacén con sus propias manos, situación de por sí muy inusual. A partir de aquí, la aventura da inicio. No tienen películas, pero necesitan rentar algo, no tienen dinero para comprar más, así que recurren a sus propias creaciones, como una idea espontánea para no quedarse sin nada qué hacer, copiando distintos títulos de películas afamadas, pero muy a su manera, con efectos especiales que no existen, con una producción completamente nula. Sin que nadie se lo espere, el resultado de su experimento-desesperación, es sorprendente.
Mia Farrow y Sigourney Weaver hacen aparición con papeles pequeños, pero ambas, magníficas como siempre. Ante mil obstáculos, los dos amigos, salen adelante y se ganan el corazón de todos los habitantes de su pueblo. La historia no sería gran cosa, de no ser por cómo está contada, y cómo alternan el argumento, con tomas de sus improvisados y torpes sets de filmación. Cada vez tienen más actores amateurs a su cargo, más props, y más público. Situación tras situación, llegan al absurdo, se recuperan y vuelven a caer en el absurdo. Es una pieza magnífica, que definitivamente sacará más de una carcajada.
No sé ustedes, pero por lo pronto, primero de manera legal, trataré de conseguir más piezas del visionario francés que se va imponiendo poco a poco, a partir de mañana, si no, volveré con mis viejos amigos, los torrents.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante post, muchísimas gracias.

Hector Bohoslavsky dijo...

Que reseñas tan vivas, se antojan, es como esas palomitas de microondas que mencionas, no deseas que se vislumbre el fondo del tazón. Yo aprecié el cine desde niño, mi padre me llevaba cada fin de semana con el a las salas de cine de C.U. y al salir mis sueños se fusionaban con los personajes, era magico. Mas tarde al estudiar fotografía mi maestro tenia en aquel entonces todas las películas de Buñuel en formato Beta, nos sentábamos frente a un viejo televisor a experimentar el "cine en casa". Yo también colecciono películas y documentales desde hace tiempo. Tengo la fortuna de haber mantenido contacto estrecho con el cine y el teatro en México. La producción de sueños y anhelos se traspapela con la realidad y nos vuelve mas humanos, quizá demasiado. Muchas Gracias por compartirme tu Blog.