Repo! The Genetic Opera: ¿qué pasaría si juntáramos una producción de Proyas, Burton y Robert Rodríguez? O el Broadway del inframundo…
Para los que amamos la estética visual de Sin City (una co-dirección de Robert Rodríguez, Quentin Tarantino, y Frank Miller) así como de la inigualable “El Cuervo”, que fue una película parteaguas dentro del cine “oscuro” contemporáneo, tanto en trama como en dirección de arte y maquillaje, y a la vez estamos pendientes de las nuevas locuras de Tim Burton (del que empiezo a notar, que su película Alicia en el País de las maravillas, es la más esperada del 2010 por los jóvenes de mi generación), Repo! The Genetic Opera no puede ausentarse en nuestra colección, o de menos formar parte del repertorio de películas que hayamos visto.
Fue toda una odisea conseguirla, para no variar. La internet me falló, los torrents y también la mula, sobra decir, como es costumbre en este blog, que no estuvo en ninguna sala de cine. De verdad me interesaba conseguirla: Sarah Brightman, de quien soy fiel admiradora a lado de Paris Hilton (sí, la Hilton). Total que la película por fin llegó a mis manos, al parecer, como una apuesta a que alguien no la conseguía. No podía esperar a verla.
La trama es muy sencilla, inspirada en un musical escrito por Terrance Zdunich (que es uno de los nuevos galanes alternativos, así como de chavo lo fue Johny Depp, así que estaré pendiente de futuros trabajos), sobre un futuro no muy lejano, donde se pone de moda cambiar de órganos, una vez que los tuyos empiezan a fallar: pulmones, espina dorsal, riñones, corazón, lo que sea. Ya que la gente vive por y para los trasplantes de órganos, la gran compañía, encargada de distribuirlos: Geneco, crea un plan de financiamiento para cirugías, con enormes intereses, y que, legalmente puede matarte para quitarte de nuevo tu órgano, si te retrasas en los pagos. Alguien tiene que hacer ese sucio trabajo: Esto es ser un asesino legal con identidad casi anónima: el repo.
Son los adornos lo que hacen a esta puesta en escena tan interesante, y tan rica, e irónicamente, no cae nunca en el exceso de elementos. Cada personaje, cada color, cada matiz, y cada pequeña historia se entrelaza con el monstruo capitalista de intercambio de órganos, que es la historia central. El legal intercambio de órganos. El repo a la vez tiene su vida, sus problemas. Es el asesino que no es malo, pero que te quitará sin clemencia tu estómago y tus intestinos si tienes la osadía de deberle algo a Geneco. El asesino que vive atrapado en un amor pasado, en un sueño que es doloroso. Es la hija del asesino, que alguna vez fue doctor, de inocentes diecisiete, que lleva toda su vida encerrada en un castillo pegada al televisor y a una pantalla gigante que casi levita en las sucias calles. El dueño de la compañía, amigo y antagonista de Nathan, el ex doctor y actual repo: Rotti Largo, que es el hombre más poderoso del mundo, pero a la vez quizás el más solo, y que irónicamente no está tan solo: tiene tres hijos, cada uno peor que el otro: Amber, Luigi y Pavi. Está el profanador de tumbas, que saca una droga de los cadáveres capaz de hacer sentir a la gente que se encuentra en una cirugía. ¡Aman esa sensación! (qué delicia, me voy a viajar al quirófano): el Graverobber (Terrance Zdunich), y su droga tiene mucha demanda. Mismo que a la vez se vuelve amigo-compañero de aventuras de Shilo, la inocente hija del Repo. Y a la vez está una soprano bellísima, con voz de ángel, vestuario exquisito, buen corazón, presencia inigualable, y ojos verdaderamente cautivadores, dignos de una ninfa, de un ángel, de una diosa, ojos tan estremecedores…que no son reales. Son ojos mecánicos capaces de proyectar imágenes tridimencionales en el aire. Amiga de antaño del Repo, fiel servidora de Largo, ícono de la moda y de la música en este múndo gótico timburtonesco-proyano, dónde todo parece ser tinieblas de la mañana a la noche, donde todos se visten de negro, donde los encajes y el tul negros, y las botas altas parecen ser lo único que existe.
Cada personaje tiene un encanto muy propio, una presencia muy característica, un juego muy particular en la historia. Y falta un detalle… hablamos de un musical. Una ópera gótica, donde los metales y los instrumentos distorcionados resaltan. Voces gritonas, notas de rock… con la diferencia en comparación con otras comedias musicales, a mi parecer acertada, de que los diálogos, si bien, en su mayoría son cantados, son verdaderamente cortos, lo que hace que la historia mantenga su continuidad y agilidad, sin quedarse estancados con la sensación de “para siempre”, en alguna escena. Consideremos también, que las canciones, o diálogos musicalizados, ocurren sobre pilas de cadáveres, en cementerios, con gente desangrándose, entre prostitutas, o en despachos o habitaciones verdaderamente lúgubres.
Parece que la luz del sol es mera ficción en este lugar sin nombre. Tal vez es por esto que todos en la película son increíblemente pálidos, detalle, que por estética, porque se pensó o porque es mero accidente, resalta el ambiente sombrío del que la enriquecieron, y sin llegar a verse recargado.
Sarah Brighman está exquisita, y me atrevo a decir que es la primera vez que no me disgusta la Hilton en cine… tal vez porque disfruté de ver a una mujer malencarada, egoísta y en exceso vanidosa, a la que se le cae la cara en público, dejando a la vista sólo músculos y sangre maltrechos.
Paul Sorvino (Largo), es el malo que a la mera hora no es tan malo… y que perfectamente es el villano sin llegar a caer en la caricatura. Shilo (Alexa Vega), es cautivadora con su rostro y mirada de niña darketita, inocente, dulce… vulnerable.
Zdunich no podría haber quedado mejor para ser el Graverobber… parece salido del teatro de los vampiros (el de Armand, en Entrevista con el vampiro –el libro-), pero él, no el personaje. Entonces con su voz, sus facciones y su precencia le da al personaje un toque enigmática y fuertemente teatral… y con su aparición, nos podemos transportar fácilmente a un Broadway, en las cloacas. O a un Broadway en el Chopo. Un Chopo donde podemos encontrar al hombre más poderoso del mundo junto a su hijo neurótico, a su hijo sin cara, y a su hija completamente falsa, rodeados de guardaespaldas igualmente falsos, y de gente que parece salida de un terrorífico cómic, como lo fue en un principio, y de nuevo, otro acierto, el creador del cómic –Zdunich- es co-escritor de la película, y creador del story board, o sea, de las ilustraciones, que darían pie a las escenas con vida, así que es una de las pocas veces, que podemos ver las imágenes casi casi saliditas de la mente del creador. La dirección, es muy acertada por parte de Darren Lynn Bousman.
Para los muy delicados, no tomen la película con mucha seriedad, porque abundan las vísceras, los cadáveres, las agujas, la sangre, y encima la parodia a la iglesia cristiana tan de moda en el Gabacho, donde los iluminados testifican sobre cómo la cirugía cambió su vida. Si no les gusta ver pedazos de órganos tirados, tal vez la encuentren sobrecargada y excesiva, la verdad yo no la veo así. También, porque el mundo retratado en la película es entera ficción, los personajes son exagerados, gritones, caprichosos, con exceso de ademanes, si se trata de compararlos con una dirección o guión de Woody Allen. Nada mejor para el estilo que maneja la cinta, nada peor para quien espera una actuación naturalita y casi neutral. No esperen música clásica ni coros de ángeles sólo porque aparezca la Brightman, y no esperen un final feliz… porque si lo tuviera, la película habría perdido todo su sentido.
Sin más, esta humilde crítica se despide no sin antes decir que su empeño en conseguir filmes relativamente extraños, no se detendrá.
2 comentarios:
Waaaaaaaaaaa!!!
Suena loquísimo!!!
Hasta me hace recordar mis tiempos de descuartizador de compus en la prepa, quitándole partes a una para ponérselas a la otra y hacerla medio funcionar ;)
Luego te mochas con una copia pirata de tu copia pirata, no? :)
no manches de donde sacas tantas pelis tan locas? neta la quiero ver, este mundo esta loquísimo jajajaj. Rifan tus reseñas.
Te quiero mucho cuídate
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